El DSM-5 tiene algunos cambios para el diagnóstico del TOC. Previamente, la persona que padece TOC tenía que saber que los pensamientos o impulsos obsesivos estaban solo en su mente. Este requisito se eliminó y el diagnóstico indica si la persona está convencida de que esos pensamientos o impulsos obsesivos son verdaderos o no.
Según el DSM-IV-TR (APA, 2001) existe un patrón general de angustia por el perfeccionismo, el orden y el control mental e interpersonal, a costa de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia, que empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican los siguientes ítems:
- Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad.
- Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades (no atribuible a necesidades económicas evidentes).
- Perfeccionismo que interfiere con la finalización de tareas (ejemplo: es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, al ser demasiado estrictas).
- Excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores (no atribuible a la identificación con la cultura o la religión).
- Incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental.
- Es opuesto a encargar tareas o trabajo a otras personas, a no ser que estos acepten ejecutarlo de manera idéntica a la suya de hacer las cosas.
- Muestra rigidez y obstinación.
- Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás. El dinero se considera algo que hay que acumular con vistas a catástrofes futuras, utilizando una visión más allá de la racionalidad.
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